Letra: Eladia Blázquez
Música: Osvaldo Requena
Tu voz no fue un adiós
me sigue en pos como una sombra audible,
tenaz, presente y tangible,
gritándome el horror de lo imposible.
Metal y vendaval
en el cristal de todos mis recuerdos,
tristeza y lejanía
distancia en que me pierdo
ausencia donde muerdo mi dolor
En el suave remolino de tu voz
gira mi esperanza trunca
me parece oír el eco de tu voz
diciendo la palabra nunca.
Como lluvia que golpea sin cesar
más y más me desespera
Es mejor la cruz de una sordera
a sufrir la vida entera por oír tu voz
Ayer, hubo un ayer,
amanecer de ilusionada espera.
Unir tu voz y mi quimera
y me llenó de sol tu primavera.
Después, ya no hay después,
y sí tal vez un eco muy doliente,
tu voz cuando estoy sola, tu voz entre la gente,
tu voz eternamente junto a mí.
En el suave remolino de tu voz
gira mi esperanza trunca
me parece oír el eco de tu voz
diciendo la palabra nunca.
Como lluvia que golpea sin cesar
más y más me desespera
Es mejor la cruz de una sordera
a sufrir la vida entera por oír tu voz
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